Bioética y Espiritualidad: El impacto del uso irresponsable de los recursos naturales en la Tierra

MVZ MPA Ana María Román Díaz
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Palabras clave: Ética ambiental, Bioética, Espiritualidad, Ecología

Introducción
A medida que la humanidad continúa explotando los recursos naturales de la Tierra de manera irresponsable, es imperativo entender el impacto devastador que esto conlleva. La degradación ambiental, la pérdida de biodiversidad y la desertificación son solo algunas de las consecuencias directas de nuestras acciones. Es crucial abordar este problema de frente y trabajar en conjunto para encontrar soluciones sostenibles que protejan nuestro planeta para las generaciones futuras.

Las decisiones éticas y espirituales no deben tratarse por separado. Una de las razones para ello es que cualquier decisión que involucre a nuestro yo natural, es espiritual, y debe ser al mismo tiempo una construcción individual y social, por lo tanto, ética. Hablar de decisiones éticas y espirituales implica asumir la existencia de dos mundos que entran en comunicación: el yo y lo que le rodea. Toda decisión tomada por el sujeto va dirigida hacia un objeto, animado o inanimado, existente en el mundo. El sujeto desea hacer algo y busca en el mundo formas para materializar sus ideas, ponerlas en práctica. De esta manera buscar una buena vida (Todd Peters, 2004, p.13) con el fin de realizarse significa principalmente resolver algunos dilemas que integran constantemente la existencia del ser humano y requieren responsabilidad hacia uno mismo y respeto hacia los demás. 

En el contexto actual, donde el cambio climático es una realidad innegable y la Tierra enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, la importancia de investigar el impacto del uso irresponsable de los recursos naturales es evidente. Este estudio se justifica en la necesidad urgente de comprender las causas y consecuencias de nuestras acciones, así como en identificar estrategias efectivas para la conservación de la Tierra como ecosistema vital para la vida en el planeta.

Ser más consciente de la relación entre uno mismo y los demás en la comunidad (alto bienestar comunitario) o ser más considerado con los efectos de nuestras actividades en el medio ambiente (alto bienestar medioambiental) debería llevar a centrarnos en los demás al realizar nuestras acciones y, por tanto, a una mejor toma de decisiones idealista. Entre los dominios del bienestar espiritual, el comunitario es, quizás, el más directamente relacionado con la toma de decisiones que afectan a los demás, ya que el bienestar comunitario gira en torno a la relación entre uno mismo y los demás y está relacionado con el amor a la humanidad. (Gómez y Fisher, 2003, p.1979). La espiritualidad y las decisiones éticas, por tanto, no solo se refieren a la vida del individuo, sino que, en su relación con los demás, afectan también al ámbito de la comunidad. La evaluación de la espiritualidad individual no puede ignorar el hecho de que está inserta en un entorno social que la dirige y la determina. El análisis de la espiritualidad y las decisiones éticas del individuo es de gran ayuda en la evaluación de la relación entre el individuo y la sociedad en la que vive y actúa. Para ello, es necesario analizar la espiritualidad del individuo en el contexto social y en los diferentes escenarios que caracterizan la vida social.



Fuentes: Principales corrientes filosóficas en bioética Principal theoretical aspects of philosophy in bioethics Emilio Escobar-Picasso, Ana Laura Escobar-Cosme. Bol Med Hosp Infant Mex https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/medigraphic.cgi 

Fabio Alberto Garzón. Fritz Jahr, ¿padre de la bioética? rev. latinoam. bioet. vol.9 no.2 Bogotá July/Dec. 2009 Ed. 17 / Páginas 6-7

   2. Por qué bioética y espiritualidad

De acuerdo con Santos Millán la espiritualidad se refiere a la vida interior de la conciencia que es posible ejercitar y desarrollar, y que desde hace siglos ha permanecido relegada filosóficamente, debido a los prejuicios del racionalismo moderno. Sin embargo, la dimensión espiritual constituye la fuente y el origen de las intuiciones básicas que han dado lugar a todo un sistema de ideas filosófico, religioso, estético, político o utópico. Constituye la base de la creatividad en cualquier ámbito de la experiencia humana. Pero esta nueva comprensión de la espiritualidad humana es posible, a condición de que no se confunda espiritualidad y religiosidad, ni la filosofía quede reducida únicamente a su alumbramiento moderno, mental-racional.

La espiritualidad se enfrenta al dolor humano honrándolo, lo asume y lo encara; asume ese dolor con gratitud, interconecta para crear un poder cooperativo y construir una comunidad y, finalmente, a través de una esperanza activa se logra la transformación.

   3. Importancia de la Tierra como Ecosistema

La Tierra, la cual nos sustenta,  gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba; clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que nos ha proporcionado. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que « gime y sufre dolores de parto » (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura. Nuestra casa común padece las consecuencias de la actividad descontrolada del ser humano. Un mensaje papal se refirió a «Debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, [el ser humano] corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación».   También habló a la FAO sobre la posibilidad de una «catástrofe ecológica bajo el efecto de la explosión de la civilización industrial», subrayando la «urgencia y la necesidad de un cambio radical en el comportamiento de la humanidad», porque «los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre» (Paulo VI, 1971).

La destrucción del ambiente humano es algo muy serio, ya que su propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación. Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad.

La humanidad total debe reconocer que todos somos responsables de la destrucción del planeta, de la degradación de la integridad de la Tierra, del cambio climático, de la destrucción de las zonas húmedas, de la contaminación de las aguas, del suelo, del aire.

Al mismo tiempo, no basta con reconocernos culpables también juntos debemos encontrar las soluciones, trabajar juntos a favor de la vida, el compromiso hacia las generaciones futuras para proteger nuestra casa común.

4. Conclusiones y Recomendaciones

En el tiempo en que vivimos, los avances científicos y tecnológicos no sólo han modificado el estilo de vida del hombre, también han modificado su entorno y han impactado los sistemas biológicos que lo rodean. Estos cambios también han impactado el campo de la salud, con una transformación impresionante en las tasas de morbilidad y mortalidad, así como la esperanza de vida. La terapia actual ha modificado la tradicional historia natural de la enfermedad y ha dado paso a situaciones "desconocidas" en el proceso salud-enfermedad, que han abierto la puerta a numerosos dilemas éticos.

La bioética surge en esta época como la ética que requiere la ciencia actual, ya que es una propuesta capaz de establecer puentes entre salud, ciencia y tecnología, siempre a favor de la vida.

Reflexión:

Es tiempo de cambiar la idea de que el humano es el centro del mundo. Se ha descubierto que los animales, las plantas, tienen emociones y demuestran y reaccionan de la misma manera que él.

Respecto a la capacidad de adaptación a los cambios, los animales nos dan ejemplo: no se quejan del calor o del frío excesivo, los animales construyen sobre las adversidades (edificios, puentes, trenes...) La parte de los hongos y el mycelium que crece en zonas radiactivas y las limpian... Y sin ver el lado "científico", más bien para demostrar que cuando el ser humano se sintoniza con la naturaleza, todo avanza.

El problema de dejar a un lado al espíritu es que la visión se cierra y dejamos de ver nuestro impacto. Hay que recordar que somos una minúscula parte que habita el planeta. A veces pienso en cómo nos preocupamos por el calentamiento global, por no dañar a un árbol... pero ¿de dónde viene esa visión? De verdad estamos preocupados o sólo es nuestro ego que nos hace creer con tanto poder que podemos afectar a un planeta entero que ha vivido y vivirá con y sin nosotros.

En la parte espiritual se habla de la impermanencia, de que todo está en continuo cambio, nada es para siempre, ni aquellas cosas que nos van bien en la vida ni las que nos van mal. No es la impermanecia lo que nos hace sufrir sino querer que las cosas sean permanentes; hagamos lo que hagamos tal vez mañana ya no estemos aquí. Tal vez estas sean las últimas palabras que yo escriba o que alguien lea en su vida, y vivimos tan ansiosos por querer controlar el futuro que olvidamos el momento presente. Y esa es una gran lección que nos da la naturaleza, ella no se estresa si va a haber sequía o inundaciones, los animales no hacen una manifestación cerrando las calles porque no tienen qué comer, sino que actúan.

Está obviamente el lado de la alimentación. Con el simple hecho de nacer estamos afectando y siendo afectados por nuestras acciones y consecuencias, pero podemos elegir la magnitud de nuestras consecuencias. ¿Por qué no podemos simplemente vivir haciendo el menor daño posible? Sin el miedo mental que nos ha controlado durante años, mejor con el corazón que abraza todo a su alrededor, sin competencia, sin ver quién llega primero a Marte o quién inventa un auto menos contaminante, sino una visión que acepta como una mamá gata que adopta a un grupo de perritos y les da de su leche, o como la vaca en la India que es la madre universal, pues da su leche (o se la quitamos) para nuestro propio consumo, y no nos cobra ni nos reprocha que no le agradezcamos. Ese tipo de visión que no necesitamos inventar ni descubrir, sólo abrir los ojos y ver que ahí está y siempre ha estado.

La humildad de entender que somos parte del mundo pero que no nos pertenece, estamos aquí y somos muchos aquí y ahora, y seguramente dejaremos de existir en algún momento. ¿De verdad tenemos tanto poder que podemos destruir un planeta entero? O ¿será que sólo nos estamos destruyendo a nosotros mismos?

Referencias:

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Gomez, R., Fisher, J. W. (2003). Domains of spiritual well-being and development and validation of the Spiritual Well-Being Questionnaire. Personality and Individual Differences, 35(8), 1975-1991. 

Goodloe, R., Arreola, P. (1992). Spiritual health: out of the closet. Health Education, 23(4), 221-226. 

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May, D. R. (2013). Steps of the Ethical Decision Making Process, Lawrence (KS): International Centre for Ethics in Business:
https://research.ku.edu/sites/research.ku.edu/files/docs/EESE_EthicalDecisionmakingFramework.pdf 

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Poter , V.R. (1971). Bioethics, bridge to the future. Englehood Cliffs (ed), N.J. Prentice Hall.

Potter , V.R. (1971). Bioethics BioScience. Vol 21, 1088 y ss.

Potter, VR (1970). Bioethics, the science of survival. Perspectives in Biology and Medicine. Vol 14. No 1, 127-153.

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Sánchez Millán, A. Filosofía de la espiritualidad https://www.filosofosasesores.com/articulos-filosofia/filosofia-espiritualidad-sanchez-millan

Sass , H.M. Fritz Jahr’s (1927) Concept of Bioethics. Kennedy Institute of Ethics Journal Vol. 17, No. 4, 279–295 2008 by The Johns Hopkins University Press.

Tloczynski, J., Knoll, C., Fitch, A. (1997). The relationship among spirituality, religious ideology, and personality. Journal of Psychology and Theology, 25(2), 208-213. 

Todd Peters, R. (2004). In search of the Good Life. London: Continuum.

Yogananda, P. El propósito de la vida, reflexiones. Self Realization fellowship

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