Noche de Ven, Gansa

 Juan Manuel Cervantes Sánchez

Ilustración Pauline Roquier

Palabras clave: Medicina veterinaria, Nutrición, Rumiantes, Venados, Caprinos

Era un domingo a media noche cuando alguien tocó insistentemente a la puerta del Dr. Gumaro Arciga.



- Médico, ábrame, por favor, necesito que venga a ver a un animal picado de víbora.

- ¿Hace cuanto lo mordió?

- Hace como unas dos horas. 

- Me visto, tomo el maletín y nos vamos.

- Ten cuidado Gumaro, ya ves como están las cosas por aquí - dijo Eustolia.

- No te preocupes, Dios me protege. Pues, andando.

Se subieron a “la roñosa” y se encaminaron con rumbo al Salate, vieron al animal, el veterinario le aplicó suero antiviperino, esperó tres horas hasta que observó que el animal comenzó a mostrar mejoría.

- Parece que ya la hizo.

- ¿Cuánto le debo doc?

- Bueno, Camilo, es tanto. Ya me voy, luego vas a la farmacia y me dices cómo va este animal.

Regresó a casa y durmió un rato hasta que sintió una manita que trataba de abrirle los ojos.

- Papi, no seas flojo levántate, ya es hora de almorzar. Era una pequeña copia en pequeño de Gumaro de cuatro años.

- Bony, ¿Por qué despiertas a tu papá? trabajó hasta muy tarde.

- Él sabe que debe almorzar conmigo, ¿Qué no?

- Bueno, ya voy. Se puso el pantalón. Se lavó la cara.

- ¡Ay güey, me dio un toque! Y fue a la cocina.

- ¿Qué hay de almorzar pues?

- Unas migas norteñas, café y empanadas.



Apenas le estaba poniendo azúcar al café cuando sonó el cel.

- Buenos días, Arely, ¿hay algún pendiente?

- Buenos días, doc. Hay dos personas que lo buscan porque tienen una vaca empanzonada.

- Discúlpenme familia, pero el trabajo me llama.

- Gumaro, a mí ya me ha dado toques la llave del agua, debes de revisarla, ¡ah! también la roñosa anda fallando, lo persignó y él salió.

- Luego la reviso o la llevo al mecánico.

Se dirigió a su farmacia veterinaria, conocida por la comunidad como “El Pinolillo”, pasó por las personas que lo esperaban y se dirigieron hacia el Rancho de los Chávez, allá por el tramo. Llegaron al lugar. Después, revisó al animal, hizo la historia clínica y preguntó:

- ¿Ya le dieron varias cosas, verdad?

- La mera verdad, si.

- ¿Qué fue lo último que comió?

- De esas plantas. - En eso, el rumiante comenzó a mugir lastimosamente.



-Esta vaca está timpanizada. Hay que sacar el gas de la panza a como dé lugar. Consígase un buen cuchillo de cocina, lávelo, páselo por fuego, enfríelo y me lo trae lo más rápido que pueda.

El médico lavó exhaustivamente la zona del ijar izquierdo, le aplicó xilocaína local, con el cuchillo listo punzó la parte alta del rumen, mismo que comenzó a desinflarse como un balón ponchado.

El animal descansó, miró al galeno con ojos de agradecimiento, la mayor parte del gas salió, después el veterinario coció el tejido ruminal, después los músculos y por último la piel y como punto final le aplicó azul de metileno y un antibiótico de amplio espectro. 

- ¿Cuánto le debo médico?

- Es tanto.

Se subió a su vehículo y regresó a la farmacia.

- Hola, Arely ¿hay alguna novedad?

- Si doc, vino mi hermano Yosman, quiere que le desparasite unos perritos que va a vender.

- Háblale para revisarlos y desparasitarlos, necesito saber qué clase de parásitos tienen. Ya comienza a hacer hambre, vete a comer Arely, cuando regreses yo después comeré.

- Ya estoy de vuelta, doc le toca rancho.

- Nos vemos de rato.

- Ya vine ¿Dónde está la reina y su pequeño príncipe?

- Aquí en la cocina está la corte real de la Huacana.

- ¿Qué hiciste de comer?

- Pues arroz rojo, lengua de res, frijoles refritos, acompañados con tortillas, agua de maracuyá y de postre dulce de ciruela criolla.

- Mmmm ¡Qué rico!

Cuando iban a media comida sonó el cel.

- Disculpe doc, pero hay una señora que lo busca, tiene una puerca que no acaba de parir.

- Bueno pues, ahí voy.

- Oye Gumaro, come algo más, ¿que no puede esperar ese animal?

- ¿Tu esperarías a que el doctor se fuera a comer mientras que tu estas a medio parto?

Ella contrariada se sentó resignada.

Se subió a la camioneta, pasó por la señora y se dirigieron a la granja de los Ortiz en La Puerta de la Playa.

- ¿Hace cuanto comenzó el parto?

- Pues como a las ocho de la mañana.

Revisó a la cerda que estaba en decúbito lateral, se lavó las manos, se puso un guante, mientras observó que andaban ocho lechones deambulando cerca de las tetas, se puso un poco de glicerina y metió el brazo por vía vulvar y exploró delicadamente:

- Aquí se siente uno o dos que están atravesados.

- ¿No le puede poner alguna inyección?

- Sí le aplico oxitocina, salen los lechones, pero no va a tener leche la puerca y eso es peor. Siguió maniobrando, sacó un lechón y por último el redrojo. Se quitó el guante y revisó a los lechones, pero antes metió sus manos entre la placenta para evitar el rechazo de los lechones por la puerca.

- Sólo el último no va a sobrevivir, los demás están bien.

- ¿Por qué doctor?

- Los lechones antes de nacer se alimentaban a partir de la sangre que venía del hígado de la cerda a la placenta, pero ahora que nacieron comenzó a funcionar su aparato digestivo, este lechón no tiene recto, así que sus propias heces lo van a intoxicar. Así que lo mejor es sacrificarlo y cocinarlo como si fuera un conejo.

- ¿Cuánto le debo?

- Es tanto. Nos vemos luego, se subió a la roñosa y regresó a la farmacia.

- Hola doc, lo esperan estas personas.

- ¿Qué se les ofrece señores?

- Tenemos un caballo con cólico, es muy fino.

- ¿Ya le hicieron la lucha, verdad?

- Pues sí, pero sin resultados.

- Pues como es un caballo fino y de alto valor económico necesito que lea esta responsiva y si está usted de acuerdo fírmela y nos vamos.

- De acuerdo, médico estoy conforme.

- Pues entonces vámonos ¿Traen mueble?

- Sí, ¿nos sigue? 

Llegaron al Rancho de los Montellano, enfrente del Agua Caliente.

El veterinario revisó al caballo y les preguntó ¿montaron al caballo como una hora, le dieron de comer cuando aún estaba sudando y después le dieron abundante agua, ¿verdad?

- Pues algo así pasó.

Regresó a la camioneta, sacó una larga sonda, la limpió con gel, la secó, le aplicó glicerina

- Sujeten muy bien a este animal. - Poco a poco fue introduciendo la sonda por uno de los ollares, puso especial cuidado que pasara la faringe con rumbo al estómago, se aseguró que no iba a los pulmones, encontró cierta resistencia en el esófago, haciendo un poco de presión venció esa válvula y de inmediato comenzó a salir por la sonda la avena hidratada que había causado el cólico, esperó hasta que el estómago casi se vaciara, el caballo descansó. Poco a poco fue retrayendo la sonda hasta que la sacó.

- Este caballo la vio cerca, debería capacitar a sus caporales.

- Sí médico, llegó un trabajador nuevo y no tuvo los cuidados necesarios.

- Pues debe de advertirles a sus trabajadores que por este tipo de errores ha habido gente que ha tenido que salir huyendo cuando los caballos son muy finos y los dueños son de alto registro.

- Buenas noches, Arely, ¿hay algún pendiente?

- No, doc.

- Estoy cansado, el día fue pesado, cierras la farmacia, mañana nos vemos.

- Si doc, buenas noches. 

- Buenas noches, Tola.

- Buenas noches Guma, llegas temprano, voy a hacer la cena.

- Mientras yo baño a Gansa.

Se fue al patio y gritó:

-Ven, Gansa, ven, Gansa.

La dócil perrita se acercó, la amarró con una correa metálica y la fijó al zaguán.

Comenzó a mojar con la manguera a la perrita y sintió toques.

Después de que la mojó levemente la enjabonó, abrió la llave al querer desenjabonar al animal, este comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, Guma se acercó y la perrita lo mordió en el talón, cuando él trató de quitársela de encima hizo contacto con ella y sintió la fuerte descarga que Gansa estaba sintiendo. Tola, al oír los ruidos, corrió al patio y vio a Guma sangrando del pie y a Gansa aún afectada por los efectos de la descarga eléctrica.

De inmediato le encargaron a una vecina a su pequeño hijo, se subieron a la camioneta y se fueron al hospital, lo curaron, le aplicaron un antibiótico, regresaron a casa, recogieron al niño y se fueron a dormir.

Ya, al otro día:

- Buenos días, Arely. Cancele todas las citas de la mañana, tengo un importante asunto que debo arreglar.

- Buenos días doc, ¿Que lo mordió su perrita? ¿Está usted bien?

- Pueblo chico, chisme grande, ¿verdad? Un favor, consígame el teléfono del ingeniero Baldobinos, cuando lo tenga, me llama.

- Se lo mando por whatsapp.

- Ingeniero Baldobinos, habla el Dr. Arciga, tenemos un problema con la casa que construyó ¿Podría venir cuando tenga tiempo? bien, entonces lo espero en una hora.

Un rato más tocaron el timbre.

- Buenos días, Doña Tola ¿está el médico?

- Buenos días ingeniero. Estoy muy molesta con usted, algo tiene la casa que cuando abre uno la llave del agua da toques.

- Estoy muy apenado, ya me contaron lo que le pasó al médico. ¿Me permite pasar y reviso?, hago algunas llamadas y aclaramos y corregimos esto.

En eso bajó Guma apoyándose en un bastón.

- Hola médico, qué pena con usted.

- Son gajes del oficio, mi perrita todavía está afectada por la descarga, voy a tener que llevarla con un etólogo.

- ¿Me permite revisar la tubería de la casa?

- Aquí lo espero en la sala, no puedo caminar bien.

- Señora, médico: las llaves del agua dan toques porque el inexperto electricista tomó la tubería de cobre para hacer tierra, así que hay que corregir esto cuanto a la voz de ya, antes de que ocurra una desgracia.

- Señora, médico. Ya está resuelto el problema, buenas tardes.

- Oyes Tola ¿será por eso que a Bony le gusta bañarse?

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