Ana María Román Díaz
Acudí a la Feria del Libro de Medicina, en el Palacio de Medicina, Centro Histórico de la Ciudad de México. En el stand del Colegio de México localicé el libro: Músicos y medicina; pregunté su precio y ¡era una ganga! Así que no lo pensé más y lo adquirí.
El autor revisa las biografías médicas de doce compositores notables. Yo he leído otros libros sobre el tema, pero lo sobresaliente de este es el análisis exhaustivo que hace de los artículos médicos disponibles sobre el tema en la National Library of Medicine de los Institutos Nacionales de Salud, en Washington, así como las principales biografías de los personajes estudiados, mencionadas en las referencias al final de cada capítulo. La cantidad de referencias médica ses digna de mención, por ejemplo el capítulo de Mozart incluye varios centenares de ensayos sobre sus dolencias.
El autor ha estado presentado una serie de conciertos-conferencias en la sede del Colegio Nacional. Como ejemplo mencionaré a Claudio Monteverdi (1567-1643) quien, según indicó Martínez Palomo, es considerado el padre de la música moderna, el padre de la ópera e incluso “el Shakespeare de la música”, “ya que unió la música a las pasiones humanas: su música sigue emocionando cuatro siglos después de escrita”. Modifica el madrigal, un género de composiciones vocales breves basadas en textos poéticos. También es considerado el inventor del teatro lírico moderno, “dotándolo de una coherencia expresiva perfecta”, señaló el miembro de ECN. “Se puede decir que Monteverdi perfeccionó el mecanismo por el cual la música se convierte en un medio para explicar un texto literario en la búsqueda de la comprensión de la psicología humana”, destacó Martínez Palomo. Su obra más popular es la composición sacra Vísperas de la Santísima Virgen, la cual dispone de 55 grabaciones diferentes en la actualidad.
Hacia los 37 años, Monteverdi empezó a presentar problemas médicos que le afectarían durante el resto de su vida de forma intermitente. Desde entonces, el tratamiento de sus afecciones cobraría gran importancia en el devenir de sus días, puesto que su mayor preocupación era recuperar la salud para poder seguir componiendo. Martínez Palomo señaló la posibilidad de que el mal que aquejaba al músico no fuera otro que la varicela, que en los adultos se manifiesta como un herpes zóster muy doloroso y de larga duración. El seguimiento de dietas, la cauterización de heridas, las purgas, las sangrías aplicadas por él mismo y la automedicación fueron una constante en la vida adulta del compositor, que llegó a experimentar incluso con la ingestión de mercurio, con graves consecuencias.
Monteverdi murió a los 76 años, una edad bastante avanzada para la época. Fue enterrado en la Basílica de Santa María de los Frailes, la iglesia más grande de Venecia.
Sin duda, una excelente adquisición, un libro que estoy leyendo con gran interés y espero poder estar presente en los próximos conferencias-conciertos.
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