“Desde lo Alto del Caballo”
M.V.Z. Jose Eugenio Villalobos Guzmán
En Febrero de 1967 se funda la Escuela de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo siendo Rector el Lic. Alberto Lozano Vázquez, y Director el MVZ Manuel Gutiérrez González (QEPD), ante la solicitud del gremio ganadero y con el apoyo de la Unión Ganadera Regional de Michoacán.
La historia de enseñanza de la medicina veterinaria en el país ha estado siempre ligada a Michoacán y específicamente a Morelia; siendo así que la primera generación de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria se graduó estando como Director Juan Navarro Santa María; nacido el 8 de mayo de 1823 en la ciudad de Valladolid; conformada por José de la Luz Gómez, José E. Mota, José María Lugo y morelianos Manuel y Mariano Granados Aragón.
De tal modo que estos 50 años de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Michoacana, son una conmemoración de los inicios de la educación veterinaria en el país.
La llegada de los españoles al nuevo mundo trajo también la práctica de la albeitería. Con el establecimiento de la Nueva España, esta disciplina fue dominada por los peninsulares, dejando poco margen para la participación de la población indígena o mestiza (libro Castañeda). En cuanto a las aportaciones teóricas respecto a la medicina veterinaria, destacan las hechas por Antonio Alzate, quien realizó a finales de la época colonial una de las primeras publicaciones científicas en el país, la cual se denominó Gaceta de Literatura, esta publicación trataba tópicos sobre la modernización pecuaria, tales como: memoria sobre la grana, historia natural sobre la producción de lana, historia natural de las abejas, uso de la alfalfa para el ganado, instrucción sobre la crianza de peces, alimentación de puercos con bellotas, digestión, la valorización en México, entre otras.
Otra contribución sobresaliente fue la efectuada por el explorador y naturalista alemán Alexander von Humboldt en su Ensayo político y económico del reino de la Nueva España, en éste describe cuál era estado que guardaban las producciones del reino animal en este territorio y destaca la importancia que tenía el cultivo de la grana-cochinilla para los novohispanos. Estas aportaciones fueron importantes para el desarrollo veterinario y agrícola de la Nueva España, algunas de las prácticas continuaron después del inicio y consumación de la Independencia.
Creación de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria
En México, durante la etapa independiente, las políticas progresistas para lograr un desarrollo económico sustentable eran prioritarias para una joven nación que se abría paso en el escenario mundial.
Ante esta realidad, uno de los elementos a tomar en cuenta era el desarrollo agropecuario; por lo que se idearon y elaboraron muchos proyectos para alcanzar tal progreso, entre ellos, el de cultivar los conocimientos científicos en este sector productivo. Para conseguir este fin tuvieron que hacerse varios intentos, los cuales se enfocaban en concretar la creación de un centro de estudios para la especialización en agricultura y veterinaria, hasta que en 1850 se estableció la carrera de Agricultura en el Colegio de San Gregorio.
Tres años después, el proyecto iba a dar un paso importante; el 17 de agosto de 1853, el presidente Antonio López de Santa Anna decretó la anexión de una Escuela Veterinaria, agregada a la de Agricultura, en el Colegio de San Gregorio, el cual sería ahora llamado Colegio Nacional de Agricultura. Así, el 22 de febrero de 1854 se inauguraron los primeros cursos, siendo José Guadalupe Arreola el primer director oficial, pero posteriormente, de acuerdo con el decreto del 4 de enero de 1856, el doctor Leopoldo Río de la Loza, destacado científico de la época y director de la Escuela de Medicina, asumió el cargo; durante su administración reorganizó los cursos e impulsó la conformación de las especialidades.
Para 1857, durante la presidencia de Ignacio Comonfort, el Colegio Nacional de Agricultura fue transformado en la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria. Leopoldo Río de la Loza asumió la dirección de la misma, y durante su administración se formuló el primer plan de estudios, el cual ya había sido aprobado desde enero de 1856 por Comonfort.
Con la llegada al poder de Benito Juárez, se gestaron cambios en la dirección del plantel, así en 1861 Río de la Loza fue removido por el presidente Benito Juárez, quien a su vez nombró al vallisoletano Juan Navarro Santa María, quien enfrentó el difícil proceso de la guerra contra Francia, manteniendo a la institución firme y logrando beneficios para la planta docente de la institución.
La primera generación de alumnos de Veterinaria ingresó en 1856, es decir que durante tres años no hay registro de alumnos inscritos, y fue hasta 1862 cuando se graduó la primera generación de alumnos, ellos eran: José de la Luz Gómez, José E. Mota, José María Lugo y los hermanos morelianos Manuel y Mariano Granados Aragón.
Este grupo de profesionistas no se conformó sólo con aparecer en los registros históricos como pioneros en la carrera, sino que aceptó su obligación de promulgar su saber científico entre la población, sin temor a enfrentarse a prácticas anquilosadas que eran parte de las costumbres populares, y que muchas veces, demeritaban su quehacer profesional.
De esta generación uno de los más destacados fue el michoacano Manuel G. Aragón, quien se erigió como uno de los actores principales de esta campaña de difusión, distinguiéndose como de los más prolíficos de este grupo; sin olvidar a su hermano Mariano Granados Aragón, quien también representó un papel importante dentro de esta camada de expertos en la rama médica de la veterinaria.
El Aporte Destacado de Tres Profesionistas Purépechas
En esta empresa académica realizada por el gobierno mexicano para explotar el sector agropecuario, el desempeño de los michoacanos Juan Navarro Santa María, como director del plantel, y los veterinarios egresados del mismo, Mariano y Manuel Granados Aragón, es digno de destacar.
Por ello, a continuación, detallaremos las actividades que cada uno realizó dentro del ámbito veterinario nacional.
Juan Navarro Santa María
Nació el 8 de mayo de 1823 en la ciudad de Valladolid, iniciando sus estudios en el Seminario de esta ciudad; posteriormente cursó en la Ciudad de México la carrera de Medicina, la cual concluyó en 1847. En ese mismo año se alistó para combatir en la Guerra contra Estados Unidos y fue tomado como prisionero en Churubusco por las fuerzas invasoras. Para el año siguiente fue diputado del Congreso de la Unión, cargo que desempeñó hasta 1851.
Diez años después recibió la encomienda de encargarse de la dirección de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, directamente del presidente Benito Juárez García, supliendo la vacante dejada por el doctor Leopoldo Río de la Loza, quien fue retirado del cargo por el mandatario mexicano. Navarro Santa María ostentó el puesto hasta 1867, lapso en el que le tocó enfrentar la guerra contra Francia, donde fue nombrado jefe del Cuerpo Médico en el Ejército de Oriente en el año de 1863.
Durante esta difícil etapa, el médico michoacano supo llevar por buen rumbo el plantel, ya que, a pesar de enfrentar este episodio tan complicado de la historia nacional, la escuela no cerró sus puertas, incluso se incrementaron los sueldos de los profesores y se dotó de equipamiento a los laboratorios.
Mariano Granados Aragón
Nació en la ciudad de Morelia, fue parte de la generación pionera de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria en 1856 y se graduó en 1862, recibiendo el título de profesor veterinario y no de médico; sin embargo “esta circunstancia no resulta extraña, dado que formaron el primer cuadro de profesores con un carácter profesional en la emergente disciplina. Además, la distinción entre profesor y médico se hizo exclusivamente en el título de la generación de 1862, ya que en el ejercicio profesional siempre se concibieron como médicos veterinarios”.
Mariano Granados formó parte de la llamada Academia Nacional de Medicina, y se enfocó en realizar investigaciones sobre la higiene de los alimentos presentando varios trabajos al respecto. También integró la Sociedad de Veterinarios Mexicanos, y posteriormente la Sociedad de Medicina Veterinaria, esta última tenía un órgano de difusión oficial intitulado La Ilustración Veterinaria, publicado durante los años de 1896 y 1897. “Esta Sociedad de Medicina Veterinaria regulaba el ejercicio profesional de los veterinarios mexicanos de finales del siglo XIX, época en la que había una cierta lucha con los mariscales (personas que atendían en forma empírica a los caballos); además de ser un foro en el cual se discutían los casos clínicos que se presentaban en la práctica profesional veterinaria”.
Manuel Granados Aragón
Nació en la ciudad de Morelia en 1837 e inició sus estudios en el Seminario de esta misma población; posteriormente emigró a la Ciudad de México donde formó parte de la primera generación de la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, de la cual egresó en 1862 y donde fue jefe de Clínicas y encargado de los establos.
Su papel fue fundamental en las actividades llevadas a cabo por los recién graduados de Veterinaria, en el aspecto de difundir el quehacer de estos nuevos profesionistas entre la población, luchando contra las prácticas arraigadas en este sector, las cuales mantenían al país en un estado de evidente atraso.
Las acciones realizadas por este eminente moreliano fueron extensas y destacadas; creó junto con Miguel García la Sociedad de Veterinarios Mexicanos, la cual fue uno de los primeros intentos por unir y organizar al gremio para enfrentar la problemática que vivía esta profesión. Posteriormente formó parte de la Sociedad de Medicina Veterinaria, agrupación que intentó regular la actividad de los más de 30 profesionales de la medicina animal que había en el país, aunque su duración sólo abarcó un par de años (1896-1897).
El desempeño de Manuel Granados en las labores científicas fue sobresaliente de entre los egresados de su generación, y junto con sus colegas, José de la Luz Gómez y José María Lugo, se distinguieron en el campo de las ciencias médicas y la salud pública. Sus estudios fueron amplios y variados: realizó investigaciones sobre las enfermedades parasitarias de animales domésticos que contagiaban a la población humana, y presentó varios trabajos sobre la importancia de la higiene en alimentos de origen animal, con el objetivo de evitar la propagación de enfermedades epidémicas; además de efectuar otros escritos sobre medicina animal.
Granados Aragón también participó en la Gaceta Agrícolo-Veterinaria de la Sociedad “Ignacio Alvarado”, y entre 1893 y 1902 escribió para la Gaceta Médica de México un total de nueve artículos. Otro de los aportes destacados de este científico michoacano fue el relacionado con el aspecto farmacéutico. Su incorporación a la Sociedad Farmacéutica Mexicana lo llevó a trasladar a este ámbito varios conocimientos que se desarrollaban en el sector veterinario; también efectuó investigaciones sobre la acción de alcaloides y sustancias activas de plantas en animales.
La labor del moreliano en la farmacéutica fue de suma importancia, ya que fomentó una interdisciplinariedad entre ambas ramas médicas, que derivó en la profesionalización de los farmacéuticos en la disciplina veterinaria, colocando a esta ciencia dentro de las discusiones de la medicina mexicana. Dentro de la prolífica carrera científica de Granados Aragón, se encuentran innumerables escritos y obras literarias, entre las que se enumeran Higiene doméstica (1876); redactó el periódico El Domingo en la familia (1884) y fue autor de la novela Los matrimonios en acción.
En este 50 Aniversario de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Michoacana y ante las grandes contribuciones que realizaron estos tres profesionistas purépechas a la medicina veterinaria, es menester que se les otorgue un reconocimiento digno al esfuerzo, amor y dedicación que mostraron durante su vida profesional por este quehacer científico, y qué mejor lugar que nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), “Cuna de Héroes y Crisol de Pensadores” de nuestra historia; que sus nombres queden inmortalizados y sean estandarte de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ), con este propósito el pasado 12 de septiembre presenté ante UMSNH la propuesta para que la FMVZ lleve el nombre de “Juan Navarro Santa María” y que una de sus aulas y laboratorio de donde egresan año con año profesionistas comprometidos con su labor y con su país se nombren “Manuel Granados Aragón” y “Mariano Granados Aragón”; participará la resolución de esta diligencia a este medio.
BIBLIOGRAFÍA
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HEMEROGRAFÍA
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- Hitos de la historia veterinaria, Cuaderno de historia Elanco, http://www.bib.uab.cat/veter/cuadernohistoriaelanco.pdf.
- Uribe Mendoza, Irais, “La invención de los animales: una historia de la veterinaria mexicana, siglo XIX”, Revista Historia, Ciencias, Saúde–Manguinhos, Número 4, Brasil, 2015.
ILUSTRACIONES
Página oficial Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. [en línea] disponible en: http://www.umich.mx/licenciatura-medicina-veterinaria-zootecnia.html
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