Ing. Roger Aguilar Pantoja
“¡El trabajo es tan malo que pagan por hacerlo!”
Esta
expresión suele ser mencionada constantemente, algunas veces, a modo de broma y
otras, no tanto, ya que refleja el nivel de aceptación que la persona tiene
hacia la actividad productiva que realiza (o debe realizar) y por la cual
recibe una remuneración.
Estos
factores son diversos, pudiéndose, entre otros, encontrar: el giro laboral de
la empresa donde se acepta colaborar, el tipo o clase de empleo asignado, el
ambiente social con superiores y compañeros, las políticas administrativas,
financieras y técnico operativas de la empresa, el equipo y herramientas
disponibles, las instalaciones, el lugar geográfico y el sueldo.
Mucho
depende de nosotros como empleados el aceptar, permitir y/o controlar su efecto
en nuestra vida diaria.
Podemos
tomar como inicio de todo esto, el momento mismo en que aceptamos tomar un empleo, no es aventurado el decir “aceptamos”
porque es lo que en realidad hacemos, la empresa solo convoca, entrevista,
examina y decide contratar, pero finalmente, la decisión de aceptar o no el
empleo está en cada uno de nosotros, hay que recordar que en él nos pasamos
casi la mitad de nuestras horas activas del día; por lo tanto debemos también
analizar cada uno de los factores con los que a diario vamos a toparnos, si
estos cumplen medianamente con nuestras expectativas mínimas de VIDA, ¡adelante! Si no, mejor dar las gracias y no cometer el
error de aceptar algo que de antemano sabemos no será sano para nosotros,
nuestra familia ni la empresa.
Una
decisión errónea sería similar a aceptar casarse con alguien que no conocemos o
sabemos que no es compatible tan solo por la necesidad de tener a alguien con
quien vivir o porque “se nos va el tren.”
Así
mismo, es necesario conceptualizar que, lo que a diario realizamos en la
empresa es una actividad laboral digna y nosotros somos colaboradores y como tal, podemos aportar lo mejor, opinando,
sugiriendo, mejorando, siendo creativos, en fin, podemos libremente dar el plus poniendo a disposición y en
práctica nuestras capacidades y habilidades lo cual, invariablemente, provoca
una sensación de satisfacción espiritual
con todo lo que hacemos, logrando, en el mejor de los casos, convertirlo en un
juego, un verdadero juego de niños (los niños juegan en serio) experimentando de esta manera, el pleno goce
de nuestra actividad laboral y el placer de disfrutar totalmente de la vida.
Por
el contrario, si pensamos que lo que hacemos es trabajo y nosotros somos los
trabajadores, de entrada e inconscientemente, estamos edificando una barrera de
rechazo a lo que realizamos. Los síntomas más notorios son: falta de compromiso
más allá de lo necesario, el día se nos hace largo y tedioso, anhelar la hora
de salida así como soñar con los días de descanso y vacaciones es un hobbie.
Y
por último, hay que estar conscientes que los factores que con los que
aceptamos convivir no son eternos pueden ir evolucionando y nosotros con ellos
pero si la evolución nos deja atrás o hay cambios bruscos y/o generalizados a
tal grado que empecemos a sentirnos relegados, inservibles, inseguros o lo que
es peor, humillados, Alerta, es el momento de comprender que nuestro ciclo en
esa empresa ha concluido y ya es hora de recoger nuestras canicas e irnos a
jugar a otro parque.
¡Por
favor! no pierdan sus valores en aras de continuar con una aparente estabilidad
económica o estatus.
Lo
más valioso que tenemos es La Libertad, La Dignidad y El Espíritu y no podemos
permitir que estos valores sean amenazados o vulnerados al empecinarnos a
permanecer más tiempo en un lugar donde no hay razón de continuar y que no
atrevemos a dar el siguiente paso por un solo sentimiento, TEMOR, MIEDO, miedo
a la incertidumbre, a lo que hay más allá. Por eso argumentamos una y otra vez, como justificación, el
pretexto de: “los años laborados que se perderán”, el aguinaldo que viene en
unos meses (aunque aún
estemos en febrero),
la jubilación (aunque falten 20 años) la dificultad de hallar un nuevo empleo etc.
Cuando
se esté cayendo en esta situación, hay que recordar, algo similar sucede con
aquellas mujeres abnegadas, sumisas maltratadas sin dignidad que por temor a
morir de hambre o dejar a sus hijos sin padre continúan “viviendo “con el
marido golpeador o soportan todo por los años de matrimonio que llevan o lo que
el pueblo puede decir.
Sin
ruborizarse pero tampoco anquilosarse, hay que aceptar que este es un
sentimiento natural y se presenta con
mayor intensidad en aquellas personas de edad laboral avanzada, en aquellas que
han permanecido mucho tiempo en un solo empleo, en aquellas que la empresa ha
sido el centro de su vida, o en los que de alguna manera han estado protegidos
(becados) dentro de la empresa. No importa cuál sea la situación, solo se
requieren 15 minutos de valor, coraje y decisión para superarlo.
Solo
es cuestión de preguntarse ¿vale más este estatus y sueldo? ¿O yo?
Cuando
al fin logremos vencer el miedo nos daremos cuenta que hay más opciones donde
colaborar, que hay ojos que sin darnos cuenta han visto nuestro desempeño y
están dispuestos a recomendarnos o solicitar nuestros servicios, que hay
puertas abiertas tan solo porque la experiencia y ética lo avalan sin importar
la edad, que hay nuevos horizontes para llenar nuestras expectativas los cuales
no habíamos tenido oportunidad de advertir, y sobre todo, para sorpresa, nos daremos cuenta que hay nuevos proyectos y
renovados bríos para llevarlos a cabo.
Para
entonces habremos cambiado la frase por la que una mítica amiga me dijo y
adopte:
“¡Es tan hermosa y divertida
nuestra profesión que nos pagan por jugar con ella!
DRAGONCITO
1 comentario:
Resulta muy interesante y digno de reflexionar así como de recapitular tu escrito estimado Compadre Roger, sin embargo es de analizar también que en la actualidad ante la situación tan incomoda por el desempleo muchas personas se apegan a la letra del compositor cuya canción reza "Uno no es lo que quiere sino lo que le dejan ser"; y conste que no es a modo de argumento. En fin te felicito por el escrito y que sigas cosechando éxitos en tu agradable vida, Saludos
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