Carlos David Rubio
Eran ya las 6 de la mañana
pues era hora de la inspección
no quería hacerla por la migraña
pero no estaba a decisión.
Revisé cuadra por cuadra
sin encontrar algún error
al tropezar con una piedra
lo miré con gran terror
era el trinche cachetón
revolcándose de dolor.
Era lo que más temía
un tremendo cólico
ni pedro, ya qué hacía
había que sondear al cuaco.
Me tenía que apresurar
la sonda nasogástrica introduje
pues la flaca acababa de llegar
me dijo: “espero que la ca… riegues” jeje.
Mientras salían los alimentos
de intestinos, chequé los movimientos
no se oía nada
me llevaba la tostada.
Luego vi una lombriz
retorciéndose en el suelo
casi me sentí feliz
he aquí la respuesta y mi consuelo.
Le pasé agua con omeprazol
y le di picadero aun sin salir el sol.
Chequé de nuevo los movimientos
ya se habían normalizado
la calaca guardó su hoz
y dijo, ni hablar, la partida me has ganado
ponle la ivermectina
y despídete de la catrina.
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