Aclamado como el más grande compositor francés del siglo XIV, Guillaume de Machaut fue sin duda un personaje polémico para su época. Poco se sabe de su infancia y primeros años de juventud, excepto que a la edad de dieciséis años una joven adolescente de una familia de nobles de la región de Champagne, Peronnelle d’Armantières, se enamoró del joven compositor después de escuchar a una de sus amigas cantar sus balladas y rondós. Si no fuera porque Guillaume de Machaut describió este amorío en un poema autobiográfico, Voit Dit, no tendríamos referencia de este primer amor.
Machaut, poeta y compositor, nació aproximadamente en el año de 1300 en Champagne, Francia y murió en 1377 en Rheims. La particularidad de este hombre es que los hechos concretos para una biografía de “nació, vivió y murió” son irrelevantes si no se relacionan con las situaciones políticas, religiosas y artísticas de su generación. A pesar de que murió en el mismo lugar donde nació, fue un hombre universal en el sentido de que viajó ampliamente (de ahí que fuera conocido en toda Europa de Occidente) y vivió sucesos históricos importantes tales como la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra. Es tal su influencia que se encuentra en el mismo rango que los poetas italianos Petrarca, Boccaccio y el mismo Dante.
La mayor parte de su vida estuvo al servicio y la protección de algún rey (John de Bohemia fue el primero, Carlos V y el duque de Berry). Aunque fue educado como un clérigo y se inició en la órdenes sagradas, su música no iba de acuerdo a los cánones establecidos por la iglesia, es por ello que se considera el precursor del llamado ars nova. Su poesía demuestra un estilo rigurosamente conservador mientras que su música es de tendencia “progresista”. Sin embargo, la obra de Machaut no concretiza un estilo puramente nuevo, sino las mismas formas del ars antiqua trabajadas de una manera sistemática y fabulosamente superadas.
En la obra de Machaut se puede ver claramente la estética de la proporción perfecta. La doctrina de Santo Tomás de Aquino había sentado las bases para toda la filosofía de la Edad Media. “Tres cosas,” dijo Tomás de Aquino “son necesarias para la belleza: integridad o perfección, verdadera proporción o consonancia y brillantez.” Bajo estas premisas, la música era concebida, y su belleza, así como del arte en general, rápidamente se tradujo en una experiencia religiosa. En los tiempos de Machaut, el arte existía para embellecer la vida diaria.
A diferencia de Bach, por citar un ejemplo, Machaut se preocupó por escribir un Prólogo a su casi completa colección de obras y manuscritos. De todas sus piezas que has sido preservadas, sólo cinco faltan (seguramente sus últimas composiciones musicales). Como muestra de su fe y el esplendor de la iglesia, compuso la magnífica Messe de Notre Dame, siendo la primera misa polifónica y de mayores dimensiones. Es excepcional porque el compositor unió los seis rezos en una sola obra artística en vez de presentarla como seis piezas separadas escogiendo un canto diferente para cada movimiento, siendo el Kyrie, Sanctus, Agnus Die e Ite missa est como un motete, y el Gloria y Credo presentando un complejo esquema rítmico.
Sus dotes de poeta están plasmadas en sus demás composiciones donde emanan amor en la tradición de lo trovadores. De sus canciones polifónicas que marcaron fuertemente a sus sucesores se encuentran 23 motetes (las cuales muestran su aspecto más conservador), acerca de 41 baladas (sólo se difieren de otras por la reducción de las estrofas a 3) y 21 rondós (con las mismas características de las baladas). De los 33 virelays, menos de 25 son monofónicos y sólo 4 de los 19 lays son polifónicos. Así, Machaut desarrolló su propio método de proveer a la poesía lírica un contexto polifónico.
Como obra única dentro de su género está el David Hocket, un motete para tres voces donde exploró ampliamente la técnica muy popular del momento (el hocket), la cual consistía en que el flujo de la melodía se interrumpe mientras otra voz trata de compensar. El nombre viene de la melodía del tenor que canta el verso del Alleluia: Nativitas.
Es dentro del mundo cambiante donde nuevos ritmos y la polifonía son explorados, donde las longas y breves empiezan a perecer para dejarle el camino a la nueva notación de semibreves y minimas y donde el contrapunto empieza a florecer que Guillaume de Machaut vivió y respiró todas estas nuevas formas musicales. Seguramente si no hubiera nacido en una época de crisis, no habría sido el renombrado compositor que hoy se conoce.
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